Un día con la etnia shuar
Despertamos en Yokuteis, comunidad amazónica de Ecuador, en la que viven unas 300 familas shuar en casas de uno o dos pisos, elaboradas con madera, caña o cemento. No en todos los cuartos hay camas, mas sí hay esterillas que parecen estar hechas de un material parecido al bambú. Son las seis de la mañana y los hombres se ejercitan, las mujeres atienden a sus hijos o cocinan el plátano para el desayuno.
Despertarse pasadas las ocho es un insulto para las familias shuar, primero porque pueden tratarte de flojo y segundo porque es sinónimo de desperdiciar las horas más frescas y luminosas del día. Hay mucha humedad, mece poco viento en la casa, en las calles.
Se desayuna plátano con ají o también yuca condimentada con la misma especie. Para tomar hay hierbaluisa tibia y al lavar los platos se hace un círculo a las afueras de la casa, en donde se toma chicha y se practica sobre las actividades del día.
La chicha es la bebida más ancestral para el pueblo shuar, se le toma desde aquellos tiempos en que los incas intentaron conquistar a sus antepasados, pero ellos cortaron sus piernas y hasta le redujeron las cabezas. El pueblo shuar se siente muy orgulloso de eso, de no haber sido conquistados por los guerreros peruanos y de seguir bebiendo chicha, esa preparación insospechada para cualquier ajeno a la tradición.
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Para hacer chicha una mujer escogida masca la yuca cocida con sus dientes, la machuca hasta hacerla paplilla y la va acumulando en un recipiente o tapara (vasija hecha con la cáscara del coco o de la calabaza). Después de dejársele fermentar por varios días, se le toma con tanto fervor que se llega a sustituir el agua por la espesa bebida de almidón.
Después, se reparten las actividades que pueden ser:
Nadar el Upano en busca de pescado
Uno de los ríos que atraviesa a Yokuteis es el caudaloso Upano, de corriente atravesada y aspecto verdoso. De éste recolectan los shuar la mayoría de los peces, cangrejos y hasta serpientes que se cocinan envueltas en hojas de plátanos y se asan sobre piedras o leña. A ésta preparación se le llama ayampaco y es un plato muy tradicional en el Oriente ecuatoriano.
Algunos días, toda la familia participa en la pesca con un método también ancestral que consiste en dormir a los peces con unas ramas naturales para recogerlos con más prisa y en abundancia.
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Ese día se come en comunidad, sobre las piedras del Upano recogiéndose mucho antes de las cinco, hora en que los shuar creen llegan las boas o enormes serpientes que se comen a sus hijos y abuelos. Nadie debe estar en el río después de esa hora.
Recoger la siembra
Las mujeres son las encargadas de la huerta. Ellas la riegan, recogen la cosecha de papa, yuca, camote y plátano. Cargan con hasta seis kilos en su canasto y lo transportan de la huerta a la casa, caminando o subidas al lomo de un caballo.
La mujer shuar es fuerte, no le teme al machete ni a los mosquitos. A éstos últimos los espanta con tinta de achiote.
A mí que siempre me pican los mosquitos en la ciudad, en mis días con los shuar no tuve ni una picada. “Dejarás poner achiote”-me decían, yo me dejé.