5 mercados populares para viajar a la raíz suramericana
La región latinoamericana es rica en colores, gente alegre, creatividad y además es dueña de una gastronomía que dista mucho de parecerse a ninguna otra en el mundo. Nuestra cocina es una reacción al mestizaje, un homenaje a las naciones que compartieron la misma tierra que nosotros durante años de conflictos y una muestra más de nuestra solidaridad.
Entre todo este panorama aparecen los mercados populares como un holograma del imaginario latinoamericano: en éstos puedes observar a las mujeres tejiendo sus ponchos y abrigos, hombres cargando bultos con mercancía y niños correteando a las llamas o gallinas. Si esta escena ya resulta cautivadora, el sentarse y compartir la mesa con pobladores para comer en grupo un rico guiso criollo es un plus que sorprende por su originalidad.
Para nosotros, latinoamericanos, la mesa es un lugar para compartir penas, cotidianidad y sueños de futuro mientras nos alimentamos y elogiamos las manos que prepararon esos platos. Por esa razón, siempre que puedo invito a los viajeros a que se acerquen a los mercados y se integren a ese hecho antropológico y social de comer en familia y compartir los alimentos.
En mis años de viaje he recolectado imágenes de mercados y me he identificado con muchos por sus sabores. Aquí les dejo una lista con cinco de los mercados suramericanos que más han conquistado mi corazón:
- Cuenca, Ecuador
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Caminando por el Centro Histórico de Cuenca llegas al popular 10 de agosto, de paredes blancas y estructura parecida a una iglesia larga. Tiene dos pisos y una plazoleta cuadrada en su entrada que siempre está llena de barberos callejeros, puestos de comida y vendedores de chupetas o muñecos inflables.
Apenas escudriñas su interior el color de las verduras despertará tus ojos, el olor de las tortillas de maíz te abrirán el apetito y la frescura de sus flores te invitarán a palpar esa muestra de belleza. En todo el mercado, destaca la mujer ecuatoriana; con sus abrigos y faldas de lana, con su capacidad de negociar y alimentarte como buena madre suramericana.
De este mercado destaco sus dulces de maní, sus platillos de chancho asado y sus batidos de frutas. También es bueno saber que después de las 18 horas se consiguen buenas ofertas y hasta es posible cenar un buen guiso de carne con papas por muy pocos dólares.
- Cusco, Perú
Bajando por la Plaza de Armas de Cusco espera el San Pedro, un mercado colosal, con grabados incas en su interior y una distribución que comprende desde alimentos, vestimenta, accesorios para el hogar y un enorme comedor popular que ocupa casi la mitad del edificio de un piso.
La plazoleta externa es también parte del mercado, con sus mujeres ofreciendo las gustosas empanadas de viento (fritas con queso) o pedazos de frutas por pocas monedas. Ya adentro querrás comprar de todo un poco, sabiendo que los tejidos peruanos (en especial los de lana de alpaca) son reconocidos en todo el mundo y que su cocina también ha ganado en varias ocasiones títulos que la posicionan como la mejor del mundo.
Entrando en temas gastronómicos, en el comedor resalta una sección dedicada al ceviche; ese plato peruano tan sabroso y tan elogiado en cualquier rincón del mundo. El de San Pedro es suculento, lo sirven con sopa, con aderezos y con una rica bebida a un precio solidario que bien merece el recorrido y la salida con el estómago contento.
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- Bogotá, Colombia
Su nombre es realmente simpático. El Paloquemao (que en principio lo relacioné con “pelo quema’o”) es también una estructura enorme que hace años fue una hacienda y que hoy día sirve para alimentar a la capital colombiana y es un epicentro de flores y gastronomía tradicional.
Al caminarlo el olor a café te seduce de inmediato, las manos del hombre amasando las almojábanas es un pase directo a descubrir los secretos de una cocina abundante y con características tan andinas como cientos de tipos de tubérculos, maíz y legumbres.
Si pasas por el Paloquemao no te vayas sin probar el pan de bono, masato y agua panela; tres reyes de la cocina colombiana.
- Montevideo, Uruguay
Aunque los países más al sur de América no conservan la tradición de los mercados populares, sí mantienen muy presentes esas ferias semanales en que se consigue desde un asiento de avión de tres plazas reciclado hasta unas ricas pizzas artesanales.
Todos los domingos, la calle Tristán Narvaja de Montevideo se viste de color para ofrecer en humildes tarantines antiguos comics y muñecos de colección, objetos reciclados (o reparados) para uso doméstico y comida callejera con tintes europeos, porque no olvidemos que Uruguay recibió a miles de italianos, portugueses y españoles que huyeron de guerras e hicieron de Suramérica su hogar.
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Gracias a este fenómeno migratorio, la cocina uruguaya tiene raíces mestizas. En la Tristán Narvaja es común comerse unos ricos panecillos dulces (conocidos como facturas o bizcochos), fajitas con verduras, pizzas y panes artesanales rellenos. Todo a un precio bajo, en relación a restaurantes o locales en centros comerciales.
- La Paz, Bolivia
Quise cerrar mi lista con La Lanza, el mercado más grande de la capital boliviana, ícono de La Paz y albergue gastronómico, literario y cotidiano de la ciudad.
Emplazado muy cerca de la iglesia San Francisco, el mercado es de tres plantas abarrotadas de carnes, frutas, verduras, enseres para el hogar, libros y películas, y por supuesto, un área dedicada a los amantes de la gastronomía tradicional.
Pasearse por La Lanza es una buena opción para rendir el dinero, pues sus precios están muy por debajo de comercios turísticos, además de ser más frescos y abiertos a la selección personal de cada comprador. Otra gran ventaja de los mercados populares.
Dejamos abierta la invitación para recorrer los mercados populares latinoamericanos e integrarse a la raíz más auténtica que nos diferencia de otras regiones del mundo.
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