Joanna Hausmann: Reírse de la identidad y las diferencias culturales
Dentro de la serie de humoristas que han florecido dentro de la exploración de la identidad latinoamericana dentro de los Estados Unidos está Joanna Haussman, venezolana, radicada en EEUU. La popularidad de Haussman se expandió con su participación en el proyecto en línea de Univisión FLAMA, que buscaba resaltar el lado cómico de la experiencia latina para varias generaciones y continúa hoy con su propio canal de Youtube en el que sigue publicando contenido propio.
El hilo conductor del trabajo de Haussman destaca sus orígenes venezolanos y latinoamericanos y continúa el trabajo que hacía dentro de un grupo de comediantes con distintas ideas de lo que es ‘ser latino’, especialmente en los Estados Unidos. Migrantes recientes, de segunda y tercera generación, que hablan solo inglés, bilingües o en la mitad del camino juegan con los estereotipos que se tienen de los latinoamericanos y de la gran categoría que busca encerrar una inmensa diversidad de personas.
En FLAMA los roles de Haussman se concentraron luego en la exploración de las identidades que para otros serían inesperadas y también en las experiencias cotidianas de quienes tienen cada pie en una cultura distinta. Con las ‘Joanna rants’, que continuaron en su propio canal de YouTube después de su salida de FLAMA, Haussman siguió estirando la temática y se zambulló aún más en las curiosidades de los idiomas hispanos, de las referencias globales y también de las posiciones políticas en defensa de los derechos de las mujeres y de los migrantes de color en Estados Unidos.
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El humor de Joanna Haussman impulsa una visión de lo latinoamericano, y por qué no, también de lo venezolano, como parte de un mundo globalizado con referencias comunes. A diferencia de otros humoristas de la misma nacionalidad, los temas de esta joven dialogan más de cerca con una generación que empieza a leer sus identidades como parte de un gran abanico de posibilidades y de construcciones que no cesan. Dentro de la gran vertiente de venezolanos que desde hace menos de una década alimentan un creciente éxodo, es una apertura refrescante que cambia la tonalidad en la que las referencias hiperlocales venezolanas y la nostalgia paralizante se quedan como el centro de todos los temas.
