Inyéctate una dosis de adrenalina en el hipódromo de la Zarzuela
Papeleta en mano, un chico dice que el caballo cuatro es una bala pero no está dentro de los favoritos. Las bestias entran en la pista para la carrera de 2000 metros, el Gran Premio Hola–76º Aniversario de la Zarzuela, reservada para caballos y yeguas de tres años en adelante. Se iza la bandera azul que indica que todo está listo. Por el altavoz suena la melodía que anuncia la partida y las pasiones se desbordan.
Al ver despuntar a Le Blue Et Noir, el favorito del chico y de este servidor, supe que perdería una competencia de largo aliento. A pesar de mis pronósticos, la emoción se respira en el aire. El galopar inunda los corazones de las cientos de personas que van desde Madrid a disfrutar de un plan bueno, bonito y barato. Ganó Almorox.
Aunque la suerte no estuvo de mi lado en esa penúltima carrera de la décima jornada de la temporada hípica en la capital, disfrutar de la galopada del ganador Almorox no tuvo precio.
Tampoco lo tuvo el vivir un ambiente familiar, único en la Villa y Corte, en el que viejos, jóvenes, padres, madres y niños disfrutaron por igual.
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Más allá de lo deportivo o lo lúdico, pasar un domingo en el histórico Hipódromo de la Zarzuela es un verdadero planazo. Durante la jornada, los presentes han podido disfrutar de una exposición de coches deportivos de lujo, antiguos y modernos, como del Lotus Exige 380 Cup (una de las 60 unidades fabricadas para todo el mundo), el nuevo BMW M5 de 600 cv, en exclusiva para España, el lujoso Maserati GranTurismo 2018 o de dos impresionantes Lamborghini Huracán Performante.
La gastronomía (aspecto muy arraigado en la cultura española) no faltó en una ocasión como esta. Aquellos a los que las apuestas les abrieron el apetito, degustaron los mejores arroces de temporada, diversas opciones en food trucks, parrillada de carne, y aperitivos variados, acompañados de música en directo.
Los más pequeños gozaron con las actividades infantiles supervisadas, como castillos hinchables y ponys.
La atención es de primera desde que subes a un autobús gratuito que te lleva al hipódromo una hora antes de cada carrera, desde Moncloa. El viaje es súper corto. Una vez que comienzas a disfrutar del paisaje ya estás en el lugar. En las taquillas debes pagar 5€ por adulto para poder disfrutar de una experiencia que será difícil de olvidar.
Si estás perdido y no sabes apostar, encontrarás asesores que podrán ayudarte. A medida que se acerca el momento de la carrera, ves a las personas dirigirse a las tribunas. Muchos de ellos, prefieren sentarse a pie de campo, sin importar la elegancia que tienen al vestir, para ver los detalles de cerca. Los niños corren, dan volteretas y se deslizan sobre la grama artificial que recubre el área adyacente a la pista.
Tras disfrutar de la sexta y última carrera, no pude evitar sentir un sentimiento agridulce. Por una parte grato por la alegría de haber vivido tan bonito plan, pero un poco amargo al recordar la venida a menos de uno de los grandes hipódromos de América Latina: La Rinconada. También agrio por la derrota de mi caballo. Sentimiento que cambiará la próxima vez que pise el césped de La Zarzuela, porque el planazo del domingo se repetirá.