La salud de los ciudadanos en la mejor Venezuela
Venezuela tuvo durante la segunda mitad del siglo XX una satisfactoria capacidad hospitalaria, tanto pública como privada, aunque durante las dos últimas décadas de esa centuria comenzó el deterioro de algunos centros de salud.
Este país, por los años de mil novecientos cincuenta, sesenta y setenta, fue un orgullo regional en su cobertura para el cuidado de la salud de sus ciudadanos. Además de los hospitales públicos, tanto en la ciudad capital como en las capitales de estado y otras ciudades importantes, se fundaron clínicas privadas de excelente calidad y esmerada atención para los pacientes. Estos centros contaban con modernos recursos tecnológicos y con planteles de médicos, personal de enfermería, de laboratorio, de nutrición y otros aspectos, de muy alta calificación.
Se puede considerar que casi desde el comienzo del siglo pasado, los estudios de medicina en las universidades nacionales de Venezuela han sido de un elevado nivel, formando egresados que se han destacado tanto dentro como fuera del país. Igualmente, ocurrió un gran desarrollo en las áreas de farmacología, bioanálisis y enfermería, para completar suficientes recursos humanos dedicados a la atención de la salud de la población.
Prácticamente, durante toda la historia republicana de Venezuela, la protección de la salud de los ciudadanos se ha considerado una obligación del Estado como un servicio eficiente y gratuito. Más recientemente, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, en su Artículo 83 se señala que todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, para lo cual en Artículo 84 se indica que el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un Sistema Público Nacional de Salud, donde se da prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades.
Con todos esos antecedentes, se esperaría que en Venezuela la población debería estar bien atendida en cuanto a la salud se refiere. Sin embargo, en el año 2018 se realizó una evaluación del sector, encontrándose que el 80% de los servicios hospitalarios del país se encuentran fuera de servicio. Esa evaluación sobre 104 hospitales Tipos III, IV y V, y 33 hospitales privados, arrojó los siguientes y alarmantes resultados que se presentan en forma muy resumida (Estudio de los servicios hospitalarios en Venezuela. Por Verónica Egui Brito. 22 de marzo de 2018):
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-En el 88% no hay medicamentos
-En el 79% no hay Material Médico Quirúrgico (MMQ)
-En el 84% no hay catéteres ni sondas
-Solo 20% de los quirófanos están operativos
-En 94% de los centros asistenciales no hay Rayos X
-En 97% las tomografías están inoperativas
-En 86% no se realizan ecografías
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-En 100% los laboratorios están inoperativos
A todas estas carencias se suma ahora el problema del pobre suministro de agua y electricidad, y de la falta de recolección de basura. Muy grave también el problema de la alimentación de los pacientes, ya que 96% de los servicios nutricionales y cocinas de los hospitales están prácticamente paralizados y el 66% de los hospitales no tiene capacidad para dar fórmulas lácteas a los recién nacidos. El estudio advierte que no parece haber disposición del Estado por mejorar las condiciones sanitarias de los hospitales. Los venezolanos se están quedando sin opciones sanitarias.
En la Venezuela por venir, ante este cuadro dantesco de la situación de la atención médica, hay una ardua tarea por realizar. Recuperar todos esos hospitales, construir y equipar adecuadamente otros centros de salud hasta lograr cubrir a toda la población, promover el regreso al país de tantos médicos y otros profesionales de la salud que han emigrado, asegurar un suministro oportuno de medicinas en especial las de control de enfermedades crónicas. En fin, recuperar todo el sistema de salud para el bienestar de la población venezolana.
