Inglaterra y la Copa del Mundo 1966
A partir del final de la II Guerra Mundial, los Campeonatos Mundiales de Futbol (CMF) organizados por la FIFA se han realizado ininterrumpidamente cada cuatro años. Para muchos, el futbol como deporte nació en Inglaterra pero la Copa del Mundo le había sido esquiva a los ingleses hasta que celebraron el CMF del año 1966.
Desde 1960, Inglaterra ganó la sede del CMF 1966 por lo que tuvieron seis años para su organización. Este sería el octavo torneo mundial y coincidió para celebrar el centenario de la fundación de la Federación Inglesa de Futbol. En esta etapa final del CMF participaron 16 selecciones, incluyendo Inglaterra como anfitrión y Brasil como campeón defensor del título logrado en Chile 1962. La final fue entre Inglaterra y Alemania Federal en el famoso estadio Wembley, ganando Inglaterra por 4-2 en tiempo de prórroga. En este torneo, por primera vez se presentó una mascota: el león Willie.
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Para esta época, todavía la copa al ganador era la rotativa Jules Rimet, la cual era exhibida al público desde algunos meses antes del inicio del CMF. En esta oportunidad, en Inglaterra, la Copa Jules Rimet se encontraba expuesta en una iglesia de Westminster y en el mes de marzo (unos cuatro meses antes de la inauguración del torneo) fue robada y permaneció desaparecida durante ocho días. Fueron días de mucha tensión que inclusive pudo causar la suspensión del campeonato. Afortunadamente, un perro de nombre Pickles encontró el trofeo en el jardín de una vivienda, el ladrón fue descubierto y condenado a dos años de prisión, mientras que Pickles fue exhibido como todo un héroe durante la inauguración del evento. Al final del CMF, el capitán de la selección inglesa, Bobby Moore, recibió la Copa Jules Rimet de manos de la Reina Isabel II, y en Picadilly Circus y Trafalgar Square se realizaron grandes festejos con la euforia de los aficionados.
Desde el CMF Inglaterra 1966, esta selección no ha tenido mayor trascendencia en el futbol europeo y mucho menos a nivel mundial. Han logrado reunir excelentes jugadores, ensamblar temibles selecciones, pero solo se vive del recuerdo de aquel “Equipo de La Rosa” del mundial 1966, recuerdo que cada vez se hace más lejano y más difícil de emular.