Emigración y retorno a #Venezuela
Durante el siglo XX, Venezuela fue un país abierto al mundo, receptor de migrantes de todos los continentes, especialmente de Europa y de Latinoamérica. Las dos guerras mundiales que involucraron a muchos países europeos, causaron que a Venezuela y otros países de América Latina llegaran mayormente españoles, italianos, portugueses, alemanes y ciudadanos de algunos países de Europa Oriental, huyendo de los horrores de esas guerras. Así mismo, llegaron libaneses, sirios, palestinos, egipcios y otros, huyendo de los conflictos y de las limitaciones que había en muchos de esos países. Por estas mismas razones, también llegaron personas de algunas islas caribeñas de habla inglesa y de otras partes del mundo. Pero todos ellos motivados por una misma causa: en busca de paz y de mejores condiciones de vida que no podían conseguir en sus países de origen.
La explotación petrolera de comienzos del siglo pasado, que se convierte en una gran riqueza para Venezuela, promoviendo desarrollo y consecuentemente innumerables puestos de trabajo y otras ventajas, es una extraordinaria carnada para atraer especialmente a ciudadanos de algunos países latinoamericanos como Colombia, Ecuador y Perú. Unido a esto, la crítica situación política y socioeconómica que en determinados momentos sufrieron otros países como Chile, Argentina y Uruguay, también promovió la migración de sus ciudadanos hacia Venezuela. Como resultado de ese conjunto de ciudadanos del mundo y de los criollos, muchos venezolanos son el producto de una recombinación genética interesante.
Al llegar el siglo XXI, en Venezuela se inician cambios políticos, sociales y económicos profundos, con efectos nefastos sobre la sociedad en general. Desde muy temprano, comenzaron algunos visionarios a oponerse al nuevo régimen liderado por Hugo Chávez, promoviéndose un éxodo de venezolanos hacia otros países. Al principio, esta emigración es mayormente de descendientes de europeos, pero en los años más recientes, quizás desde 2013, esta emigración es de personas muy criollas y de todos los niveles de la sociedad. Sin haber ocurrido guerras, en Venezuela se huye de la pobreza, de la miseria en la que el actual régimen ha convertido al país, y la falta de oportunidades que tienen los jóvenes, para aspirar a un futuro de prosperidad y felicidad como se lo merece cualquier ciudadano del mundo. Este país pasó a ser de receptor a exportador de emigrantes.
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En la Venezuela por venir, ese éxodo, esa emigración de sus ciudadanos, tiene que sufrir un giro de 360° para que se convierta en su retorno al país, para que regresen a enriquecer la sociedad, a reunir a las familias, a colaborar con la construcción de una nueva República, próspera, donde todos tengan las oportunidades que merecen. Una nueva Venezuela receptora de grandes inversiones y talentos para la recuperación de la salud, la alimentación, la educación, la seguridad ciudadana, el transporte, las industrias básicas y todas las actividades industriales, la agricultura, la producción petrolera, en fin, para tener una nación libre, soberana, rica, donde sus ciudadanos sean verdaderamente felices.