El amor verdadero comienza conmigo
El ser humano tiene la costumbre de buscar a esa persona que llene tus vacíos para aliviar tus miedos y soledad, y no debería ser así. Tu puedes convertirte en esa “persona ideal”, en esa persona madura y segura con la que todo el mundo, incluyendo tú mismo merece estar.
Por tal razón, debes quererte a ti mismo y no esperar a que los demás te quieran para cubrir esas necesidades que sientes ahora. Nadie está obligado a quererte, a apoyarte, a cuidarte o a amarte de manera incondicional. Regálate todo el cariño que puedas darte, y luego verás que serás capaz de ofrecer un amor más íntegro, más sabio y más maduro a esa otra persona, cuando llegue el momento.
Cada individuo es único e irrepetible, y cada individuo tiene la facultad de querer mejorarse por dentro y por fuera. Querer es poder. Repítelo varias veces “yo me amo”. Es una reflexión que todos deberíamos interiorizar cada día como quien empieza sus mañanas con una buena taza de café.
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No es egoísta quien se atiende, quien resuelve sus miedos, quien sana sus heridas para afrontar el mañana con optimismo y resistencia. Porque si estás bien, serás capaz de dar lo mejor de ti mismo a los demás. Serás capaz de ser feliz y ofrecer felicidad.
No nos enseñan a amarnos
En nuestra sociedad nos educan y nos transmiten el valor necesario de amar y respetar a los demás. No obstante, desde que somos pequeños, no es común que nos inculquen la necesidad de querernos a nosotros mismos.
Tener amor propio no es algo que se enseñe en las escuelas, en realidad, es un aspecto que todos nosotros vamos descubriendo poco a poco en el transcurso de nuestras vidas.
El amor propio, el pensar simplemente que yo soy el amor de mi vida, no es un acto de egoísmo. No desde el momento en que es necesario para construir y proteger nuestra autoestima.
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Nadie se quiere a sí mismo porque se considera mejor que nadie o con mejores méritos. Nos debemos querer para protegernos, para conocernos mejor, para que nada ni nadie nos manipule y para saber lo que queremos y lo que no.
El amor propio es un sentimiento que no debe avergonzarnos. Se trata no sólo de una herramienta para el bienestar interno, sino también para mantener un equilibrio con el cual, empatizar y respetar también a los demás.