Realidad Virtual: Terapia tecnológica al alcance de la mano
La realidad virtual aplicada en la psicología ayuda a reducir las limitaciones, ampliar los campos de acción y diseñar tratamientos mucho más versátiles como la facilidad de monitorear y la retroalimentación e interactividad paciente - psicólogo.
La experiencia virtual y su similitud con el mundo real
Estudios han demostrado la eficiencia de la realidad virtual en el tratamiento de fobias específicas como el miedo a volar (aerofobia) y el temor a las alturas (acrofobia). Los involucrados debían sentarse en una tarima móvil. En dicho escenario, observaban un ambiente virtual que simulaba el interior de un avión y una ventana con vista al exterior. Al observar los resultados del tratamiento, la mejoría en los niveles subjetivos de ansiedad de los pacientes fue evidente.
La realidad virtual no busca prescindir de la presencia humana. Es solo una herramienta que busca conseguir mejores resultados con el mínimo margen de error. Uno de las grandes aportes de la realidad virtual como tecnología es su capacidad de inmersión y de interacción: inmersión porque la realidad virtual consigue que la persona tenga la sensación de encontrarse físicamente presente en el mundo virtual e interacción porque la realidad virtual permite que la persona pueda interactuar con el mundo virtual en tiempo real.
Diferentes estudios han evidenciado eficientes resultados en el tratamiento de casi cualquier afección psicológica a través de la realidad virtual. La Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca (España), ha podido comprobar que las respuestas son tan favorables que, incluso, perduran a largo plazo.
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La realidad virtual terapéutica ofrece entornos que han sido diseñados y testados por psicólogos y especialistas en tratamientos de exposición, por lo tanto son seguros y eficaces, cuando se acompañan de un profesional especializado.
Otra de las grandes ventajas de la realidad virtual es que facilita el aprendizaje mindfulness, respiración diafragmática y relajación Jacobson entre otras, desde la comodidad del hogar, utilizando un teléfono inteligente, lentes o gafas, y conectándose con la consulta.
Aunque parezca algo novedoso, sus bases fueron concebidas a mediados del siglo XIX. A principios de la revolución industrial, Charles Wheatstone creó el estereoscopio utilizado para engañar a los sentidos. El método consistió en colocar un par de imágenes con leves diferencias para cada ojo, y de esta manera pudo confundir al cerebro del usuario al crear una falsa percepción de profundidad y tridimensionalidad.