Filosofía, reflexión y educación emocional en breves y hermosas animaciones
Si las reflexiones sobre las profundidades de la vida diaria y las angustias de las que se habla poco le ocupan mucho la cabeza, no está solo. No mucha gente lo dice, pero sí carga el peso de todos modos.
Esto lo saben muchos autores de obras de autoayuda, que buscan vender soluciones prácticas y expresas a mucho de lo que generan estas humanas angustias.
Entre esas lecturas y las prácticas, sin embargo, quedan zonas grises muy profundas. A esto se dedica el trabajo de Alain de Botton, un autor inclinado a la filosofía que dedicó buena parte de su trabajo a enlazar este mundo de la autoayuda con el mundo de la filosofía. Su objetivo ha sido el de acercar los consuelos de las ideas filosóficas más famosas de Occidente sin que el lector menos versado quiera huir a toda prisa.
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De ese trabajo salió una colección de documentales de la BBC que hablaban de algunas de estas líneas de pensamiento orientadas a la felicidad de los ciudadanos comunes. Años después, con libros y charlas TED que hicieron estas ideas aún más populares, Alain de Botton fundó el proyecto La escuela de la vida (en inglés The School of Life). La idea es la de reunir en un recinto a personas que puedan ir a clase y hacer seminarios y formaciones de las cosas clave que necesitamos en la vida diaria, pero que no son las que aprendimos en la escuela: cómo superar rupturas, cómo pensar el éxito, cómo superar pérdidas, o cómo mirar los aspectos más extraños de nosotros mismos.
Las "escuelas" tienen sucursales en varios países del llamado Norte global. Sin embargo, es posible que la mayor contribución de este proyecto, en especial para aquellos que no tienen acceso a esos espacios, sea el canal de Youtube. En este espacio, hermosas animaciones e importantes reflexiones se dan la mano y abren la puerta a procesos más profundos. Y si bien un video de tres minutos no traerá consigo respuestas sobre el sentido de la vida, sí que logran una de las laboras principales de la filosofía de cualquier latitud: atreverse a hacer preguntas, por incómodas y difíciles que sean.