¿Quién no ha leído el famoso diario de Ana Frank?
De gran valor literario e histórico, la importancia del Diario de Ana Frank radica en la confianza. Las condiciones más atroces pueden sobrellevarse a través del compañerismo, la solidaridad y la esperanza. Después de 70 años de su primera publicación, este libro es uno de los libros más leídos mundialmente, y muy utilizado como texto escolar en muchos países.
Su historia
Huyendo de la Alemania nazi, la familia Frank llegó a Amsterdam en el año 1933, y en Holanda, después de siete años, Otto Frank ocultó a su familia y a cuatro personas más en un ático en el edificio de oficinas de la empresa Travies N. V. de la que era accionista.
En ese pequeño espacio, la familia Frank, los Van Daan y el Dr. Dussel vivieron ocultos durante dos años, y gracias al apoyo de cuatro empleados de confianza que les abastecieron de alimentos, medicamento y libros pudieron sobrellevar el encierro hasta que fueron denunciados a las autoridades nazis.
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El 4 de agosto de 1944, la Feld Polizei irrumpió en el ático y arrestó a todos sus habitantes enviándolos a campos de concentración. Sólo Otto Frank sobrevivió la guerra y recuperó el texto de su hija que había sido resguardado por su secretaria, Miep Gies.
En su diario está presente la esperanza de una niña de 14 años por su liberación y tener una vida normal
Escrito como si fueran cartas dirigidas a una amiga llamada Kitty, Ana cuenta las experiencias de su vida. A través de sus páginas, la pequeña autora observa y juzga la guerra, cuyas noticias se conocen por las trasmisiones radiales de la BBC, así como las personalidades y convivencias de su familia y compañeros de aquellas cuatro paredes.
Aunque su diario habla sobre los trágicos hechos de la segunda guerra mundial, el relato de su historia se ha convertido en una de las herramientas pedagógicas de maestros y padres para acercar y explicar a los niños sobre este hecho histórico de una manera adecuada, y dejándole una visión diferente sobre la guerra y la importancia de los derechos de los personas.
A pesar de todo, continúo creyendo en la bondad íntima del hombre
Ana Frank
