La Diosa Hera de la mitología griega
Hera fue una de las diosas más bella en la antigua cultura griega, sin embargo, es más conocida como una diosa celosa y vengativa debido a las frecuentes infidelidades de su esposo, el Dios Zeus. Por ser hermana y esposa del Dios Máximo, se le considera la Diosa Protectora del Matrimonio.
Su vida fue azarosa debido a que su esposo tuvo muchas mujeres, divinas y mortales, y casi siempre con descendencia, lo que ella no toleraba. Su comportamiento ante esto siempre fue de venganza, especialmente contra los hijos que iba dejando Zeus. En relación a sus celos se señala que por mucho tiempo la ninfa Eco se encargó de distraer a Hera de las aventuras amorosas de Zeus, lo que lograba hablándole incesantemente. Cuando Hera se dio cuenta de las intenciones de esta ninfa la condenó a que solo pudiera pronunciar las palabras de los demás, y de ahí se ha derivado la moderna palabra “eco”.
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Hera fue tan importante, que se considera que fue la primera diosa a quien los griegos le dedicaron un santuario, el cual fue erigido en Samos el año 801 a.C. Además de ese santuario de Samos, le dedicaron muchos otros, y uno de los más famosos fue el situado entre las ciudades de Argos y Micenas, donde se celebraban en su honor unos festivales llamados Las Hereas. Así, la importancia de Hera queda atestiguada por el gran número de templos erigidos en su honor en el continente griego, donde fue especialmente adorada como “Hera Argiva”. Se considera que esos dos templos de Hera, el Hereo de Samos y el Hereo de Argos, fueron los primeros templos monumentales construidos por los griegos en el siglo VIII a.C.
Aún cuando Hera es la Diosa del Matrimonio y es el modelo de la unión en el lecho nupcial, no se caracterizó por ser una destacada madre. En su legítimo matrimonio con Zeus, sus descendientes fueron Ares (Dios de la Guerra), Hebe (Diosa de la Juventud), Ilitia (Diosa de los Partos) y Hefesto (Dios Herrero). Algunos reseñan que Hefesto era hijo solamente de Hera sin la participación de Zeus. La mitología señala que Hera estaba celosa porque Zeus tuvo a Atenea sin su participación, y por venganza, engendró a Hefesto sin él.