Cómo influye el color en tus emociones
Por alguna razón eliges vestirte de verde en lugar de morado. Los hospitales son blancos, los locales de comida rápida combinan el rojo y el amarillo; y las escuelas suelen usar un azul claro. ¿Crees que son arbitrarias estas elecciones o responden a razones muy específicas? ¿Es cierto aquello de que los colores tienen algún efecto sobre el comportamiento?
Las investigaciones científicas recientes no son definitivas ni concluyentes. De hecho, algunas llegan a contradecirse. Sin embargo, hay quienes sostienen que tu estado de ánimo y tus emociones cambian ante la influencia de los colores. Puedes sentirte irritado apenas entras a una habitación de un color muy chillón o intenso, o sentirte tranquilo y aliviado cuando están en un sitio con tonos pasteles y claros. Es lo que los científicos llaman la psicología del color.
Dentro de esa corriente, algunos estudios han concluido que las personas realizan mejor las tareas cognitivas cuando están rodeados de rojo, en lugar de azul o verde. Pero otros muestran exactamente lo contrario.
En todo, los que avalan esa teoría señalan que influye el condicionamiento o la idea de que si tienes una determinada experiencia repetidamente, rodeado siempre de un cierto color, empiezas a asociar ese color con la forma en que te sentiste o te comportaste en ese momento.
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De esa manera, es posible que asocies el rojo con peligro o riesgo porque siempre te tacharon los errores en tus pruebas con ese color, y las frutas venenosas son normalmente rojas.
El azul, por otra parte, suele asociarse con situaciones más tranquilas. Hay gente que asegura que su mejor bálsamo es estar frente al mar mirando el cielo.
Investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, sentaron a varios participantes en un experimento frente a pantallas de computador pintadas de azul, de rojo o de un color "neutral" y evaluaron cómo desempeñaban distintas tareas.
Con una pantalla roja, la gente realizaba mejor los test de memoria y de corrección de texto que requerían poner atención en los detalles.
Cuando la pantalla era azul, lo hacían mejor en las tareas creativas, como la de pensar en todos los usos posibles de un ladrillo.
Puede ser que los colores tengan un efecto, pero hasta ahora ha sido difícil demostrar esas respuestas de forma consistente y a veces parece que no existen para nada.
Sin embargo, hay otros especialistas que defienden la idea de que los colores ejercen influencia sobre tus emociones. Los pueblos antiguos consideraban que detrás de cada tono existía una energía natural que afectaba a las personas.
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Es decir que las diferentes longitudes de onda captadas por tu retina se convierten en impulsos eléctricos que llegan al sistema nervioso, específicamente al hipotálamo, centro rector de los procesos hormonales y endocrinos.
Estas señales desencadenan estados diversos en el organismo: tristeza, alegría, excitación, rabia, entre otros de acuerdo con el color con el que establezcas la interacción.
Los colores del espectro del rojo son llamados colores cálidos. Producen un rango de sentimientos que van desde el confort hasta la irritabilidad: rojo, amarillo, naranja.
Los colores del espectro del azul son llamados, a su vez, colores fríos. Te hacen sentir calmado, pero también pueden provocar tristeza o indiferencia: azul, verde, morado.
Adicionalmente, cada color tiene una interpretación.
- Rojo: es intenso y emocional, por eso se la llama el color del amor. Es símbolo de energía, de fuerza y excitación, también de agresividad.
- Azul: opuesto al rojo, es el color intelectual. Causa paz y tranquilidad. Se le asocia con la tristeza y la frialdad.
- Verde: el color del balance. Provoca equilibrio, armonía, pero también aburrimiento.
- Amarillo: otro color emocional, más relacionado con la confianza, la seguridad, el optimismo y la creatividad. En lo negativo con la depresión y el suicidio.
- Morado: es el color espiritual. Simboliza la verdad y la autenticidad, aunque también introversión y decadencia.
- Naranja: es el color de la sensualidad y la abundancia. También de inmadurez y frivolidad.
