Walking tour por Santiago de Chile
Recorrer una ciudad caminando es la mejor aventura para un viajero curioso, porque tendrás a la vista todo el contraste posible, escenas cotidianas que te enseñarán la realidad del lugar y también existen posibilidades de que te pierdas y termines preguntando cómo volver. Esta alternativa será un pase abierto para charlar con locales y, algo más importante, cultivarás tu memoria visual sobre la ciudad, entonces te ubicarás con mayor facilidad y perderás el miedo a llegar más tarde al hostel.
Santiago de Chile es una de esas ciudades latinoamericanas amables para caminarla, mucho mejor si vas en primavera o en otoño, dos estaciones que me gustan mucho y que son muy frescas para los visitantes que anualmente se toman las calles de la capital chilena.
En tus primeros días por la ciudad recomiendo hacer un walking tour por dos lugares estratégicos de la ciudad: sus mercados y su cementerio. Los primeros son símbolos de su tradición popular y una representación de cómo el folclore de una ciudad puede transformarse por su demanda turística y el segundo, es otro símbolo de una verdad incómoda en Santiago; su división clasista y sus características muy marcadas.
Punto de partida
Para iniciar el recorrido debes acercarte a la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes, es allí donde un grupo de jóvenes se reúne para servirte de guía y mostrarte esa dualidad tan interesante para quienes visiten la ciudad por primera vez.
Ubicado en una zona cautivadora por sus verdes parques, muchos museos e instituciones culturales; se puede llegar en metro, bajándote en la estación Bellas Artes o Parque Floresta, para después caminar algunas cuadras y encontrarte con el monumental museo, uno de los más importantes de Latinoamérica.
Una vez en grupo, los guías ofrecen el recorrido tanto en español como en inglés y al terminarlo exigen una colaboración. Todo el tour se hace caminando con la ayuda del metro y durante las casi tres horas de duración, los guías ofrecen reseñas y explicaciones que explican inquietudes o dibujan un panorama en directo de lo que es y cómo se vive en Santiago.
Anuncio
Primera parada: Mercado central
Ubicado en pleno centro, el mercado destaca por su fachada en tonalidades pasteles, sus puestos alrededor de su fachada y uno que otro oficial de policía custodiando las esquinas desde sus caballos. En todo Santiago esta escena se repite a diario, pues me parece la ciudad suramericana con más presencia de policías en variadas presentaciones: a caballo, en auto, en moto y hasta en bicicletas. Por seguridad no tendrás que preocuparte.
Si antes de viajar a Santiago visitas otras ciudades latinas te sorprenderá el orden y la limpieza del edificio, perfectamente organizado en kioskos, con su mercancía prolija en canastos y varios restaurantes en su plaza central. Los colores del mercado se lucen desde las frutas y verduras en venta, pues la edificación resalta por columnas negras y un techo con arcos oscuros.
A primera vista es un mercado netamente turístico, con precios elevados y centrado en el pescado como plato fuerte del menú.
Sin embargo, si alguien del grupo pregunta sobre otros mercados populares, sin dudas ellos te hablarán de La vega.
Anuncio
Parada opcional: Mercado La vega
Es el mercado más grande y colorido de Santiago. Hogar de agricultores y familias enteras que llevan toda su vida allí, este lugar es uno de mis preferidos en Santiago, porque cada esquina y puesto muestran una anécdota e historia de la ciudad.
Está ubicado a pocos minutos del Mercado Central y aunque no recomiendan ir solo, debido a su cercanía al río Mapocho y por estar rodeado de zonas pobres, bien vale la oportunidad de acercarse y probar sabores tradicionales como las sopaipillas con picante o el pastel de choclo.
Segunda parada: Cementerio general
Anuncio
Se preguntarán ¿qué se puede conocer en un cementerio? Y, la verdad esas edificaciones tristes están llenas de detalles que hablan a los gritos sobre el orden social de una ciudad. En Santiago, por ejemplo, la diferencia de clases está muy marcada y para algunos condiciona fuertemente la calidad de vida y oportunidades laborales para los habitantes.
Caminar por el cementerio de Santiago te acercará a grandes mausoleos, algunos construidos con columnas de vidrio o mármol, te hará caminar hasta la periferia para ver la carpa de circo en la que destacan payasos y demás artistas callejeros que alguna vez tuvieron sus cinco minutos de fama, y, también te descubrirán una creencia extendida en todo Chile y otros países de la región: las llamadas animitas.
Las animitas son personas que mueren en sus primeros años de vida y que la población considera ángeles o santos. Como muestra de afecto la gente (sin importar si son familia o no) lleva flores, juguetes y hasta-cuentan los guías- familiares se reúnen a celebrar cumpleaños con torta y regalos cada año.
Un viajero curioso, estoy segura, se perderá entre los pasillos de las animitas para observar murales, cartas dejadas a la vista de todos y hasta agradecimientos en placas dejados por personas que fueron ayudadas por estos seres que partieron físicamente.
Durante el recorrido se pueden visitar las tumbas de la cantautora Violeta Parra o del ex -presidente Salvador Allende, un ícono para gran parte de los chilenos.
Despedida: Terremoto en una tasca
No es para asustarlos, pero el recorrido culmina bebiendo terremotos en una tasca frente al cementerio. Es sabido que en Chile tiembla varias veces en el año y que su población está tan habituada a la situación que se lo toma bastante relajados, quizá por eso llaman así a uno de los tragos más tradicionales en la ciudad.
Cuentan que la bebida empezó a tomarse posterior al terremoto ocurrido en 1985 y desde allí se hizo popular en la población. Se trata de una bebida a base de vino blanco, helado de ananá (o piña), un toque de fernet y granadina.
Qué mejor forma de terminar un recorrido que sentados en la barra de un bar, tomando tragos y charlando sobre nuestra experiencia. ¿Te animas? Santiago siempre esperará por ti.