Rescate de 33 mineros en Chile
Chile es el principal productor de cobre del mundo, para lo cual existen y son explotadas muchas minas que algunas veces se extienden hasta puntos bastante profundos, donde se encuentran las vetas importantes de este valioso metal. En una de estas minas, en la Mina San José, ubicada cerca de la ciudad de Copiapó en la desértica región de Atacama, el 5 de agosto de 2010 ocurrió un derrumbe que dejó atrapados a 33 mineros a una profundidad de 720 metros.
Pocas horas después del derrumbe se iniciaron las labores de rescate, pero solo 69 días después, el 13 de octubre, lograron regresar los 33 mineros a la superficie. Los obreros habían quedado confinados en un refugio de la mina, e inmediatamente trataron de salir subiendo por la escalera de seguridad de la chimenea del refugio, que estaba ubicada a 688 metros de profundidad. Un grupo de mineros fue enviado a explorar y evaluar esta posible salida, subieron y llegaron hasta 235 metros de profundidad. Regresaron al refugio con su información, pero todo fue un esfuerzo perdido porque esa posible vía de salida fue bloqueada por un segundo derrumbe.
Después del segundo derrumbe la posibilidad del rescate había desaparecido y decidieron cancelar las labores de salvamento. La reacción de los familiares de los mineros atrapados, quienes instalaron un asentamiento alrededor de la mina al que denominaron “Campamento Esperanza”, fue tan violenta, que el sector oficial tuvo que rectificar y continuaron con la decisión de hacer una perforación que comunicara la superficie con el refugio, para poder establecer contacto con los mineros. Éstos colocaron un mensaje en la punta de la sonda, que llegó a la superficie y el Presidente Piñera leyó a los presentes y al mundo vía TV, decía: “Estamos bien en el refugio los 33”. Esta noticia llenó de alegría a los familiares en el Campamento Esperanza, a los chilenos en general, y prácticamente, a todas las personas en el mundo entero.
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Esa perforación permitió evaluar a los mineros, alimentarlos, medicarlos, y darles una atención general. Además, se envió una cámara de video que servía para inspección y para captar imágenes de los atrapados. Una vez en esa situación se inició la Operación San Lorenzo, patrono de los mineros, para planificar el rescate definitivo. Se realizó una perforación con suficiente diámetro para poder enviar una cápsula, a la que llamaron Fénix 2, en la cual fueron rescatando uno a uno a los 33 mineros atrapados. El último en salir, Luis Urzúa de 54 años de edad, llegó a la superficie el 13 de octubre del 2010, a las 21 horas con 56 minutos, considerándose que quizás ha sido la persona que ha estado atrapado durante más tiempo en una mina.