"El árabe del futuro": Una biografía agridulce para los que no son ni de aquí ni de allá (o sea, todo el mundo)

"El árabe del futuro": Una biografía agridulce para los que no son ni de aquí ni de allá (o sea, todo el mundo)

El que quiera explorar uno de los tantos mundos que describen el universo francófono, que se lance al océano extenso de los cómics y las novelas gráficas. La tradición de las historias ilustradas en casillas es amplia y abundante. De hecho, Francia es el segundo editor más importante de manga en el mundo, seguido de Japón; y las historias que cuenta ni son pocas ni son tímidas. Se cruzan de géneros literarios, se abordan períodos históricos, se adaptan novelas, biografías, diarios de viaje e historias eróticas. Los pasillos de librerías bajo la categoría de bande déssinée (o BDs) no se destinan únicamente al público joven, la oferta es inmensa, variada y muy intensa.

En medio de este contexto tan prolífico y conocido menos que otros elementos culturales lejos del mundo francófono, destaca un artista que cuenta su propia historia y se dibuja a sí mismo frente a contextos culturalmente muy distintos que se ven en verde, azul y rojo. La serie tiene ya cuatro tomos y se conoce como la saga del Arabe del futuro, escrita e ilustrada por Riad Sattouf, célebre en Francia por otros trabajos gráficos que cuentan las difíciles y tragicómicas historias de los jóvenes en sus propios contextos.

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Con el Árabe del futuro, Sattouf escribe "para los lectores a los que no les gustan las BDs" y el resultado es potente. Sattouf se describe a sí mismo como un niño adorable, hijo de una madre bretona y un padre sirio. Los primeros volumen reparten la visión infantil de la Siria rural de Hafez el Asad y la Bretaña de la misma época. También se ven los miedos de los colegios, los contrastes culturales, los modos que tiene la violencia política de colarse en los recreos infantiles y las aspiraciones sociales que empujan y que también castran a los adultos en la historia.

Los volúmenes han sido traducidos a varios idiomas ya, y el cuarto se ha impuesto en las librerías en las últimas dos semanas. Para algunos, una prensa francesa muy entusiasmada por destacar críticas duras al mundo árabe empuja este libro como una narración que da la razón; para otros, es un relato crudo y agridulce de realidades que pueden llevar fácilmente cualquier otra bandera. En todo caso, por el duro camino en la construcción de la identidad que compartimos todos, los volúmenes son sin duda alguna una historia muy difícil de dejar de lado y una exploración constante sobre lo que significa ser de un lugar y no de otro.

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