Lo que faltaba… una inmensa tormenta solar

¿Qué es una Tormenta Magnética?

Una tormenta magnética es fruto de la reacción del planeta Tierra a las erupciones del Sol. El astro Sol expulsa miles de millones de partículas, que son capaces de alcanzar la Tierra al cabo de pocos días en forma de viento solar. La magnetósfera, que es el campo magnético terrestre, minimiza los efectos del fenómeno para que ese plasma solar no produzca efectos catastróficos.

Estas tormentas son resultado de las eyecciones de masa coronal en la superficie del Sol. Las eyecciones proyectan el plasma ionizado hacia el espacio a gran velocidad, produciendo una interferencia con el campo magnético terrestre, provocando dichas tormentas.

Efectos en la Tierra

Los niveles de intensidad geomagnética de estos fenómenos pueden causar interrupciones en las comunicaciones satelitales, noquear los sistemas GPS y radiales, paralizar el tráfico aéreo y alterar la red eléctrica con irregularidades en el voltaje generando cortes de la luz.

Los expertos predicen mayor tendencia e intensidad de estas tormentas solares en las regiones polares, donde las interacciones con el campo magnético terrestre son más fuertes. También, explican que durante el fenómeno se pueden observar auroras boreales espectaculares en países del Norte como Canadá.

Algunas de las anteriores tormentas

En 2012, hubo una fuerte tormenta solar que casi alcanza la Tierra. Si lo hubiera hecho, podría haber perturbado seriamente todas las redes eléctricas y "reenviado a la civilización contemporánea al siglo XVIII", reveló la NASA.

Si en esta década se repitiera el impacto de una tormenta como la de 1859 -conocida como "evento Carrington"- costaría a la economía mundial billones de dólares. Provocaría daños a una escala sin precedentes, en un mundo enteramente dependiente de la electricidad y la electrónica.

Efectos en la Salud

Los expertos explican que resulta imposible predecir con exactitud la manera en que este tipo de tormentas pueden afectar al ser humano.

Se dice que las personas más sensibles a estas manifestaciones meteorológicas tienden a sufrir molestias físicas, desde dolores de cabeza hasta nerviosismo, irritabilidad, agotamiento o ansiedad. La buena noticia es que los expertos explican que los seres humanos siempre coexistieron con las tormentas magnéticas, incluso cuando desconocían la actividad solar y el campo geomagnético de la Tierra.