Cuando tu deseo sexual se inhibe
Evitas las propuestas que te hace tu pareja. Prefieres dormir o ver televisión antes de compartir una sesión erótica. Esquivas cualquier posibilidad que derive en actividad sexual. Nunca tienes la iniciativa.
¿Has pensado que todas las excusas y las postergaciones pueden ser síntoma de falta de deseo sexual? ¿Qué hay una evidente disminución del interés por lo sexual? Que el sexo está casi ausente de tus preferencias y que rara vez aparece en tus pensamientos.
Si todo esto está ocurriendo es probable que hayas tenido conflictos con tu pareja porque cualquier acercamiento que pretenda tener contigo lo tomas como una provocación, como un inminente peligro, como una experiencia molesta y desagradable que necesitas evitar a toda costa.
Si accedes a hacer el amor para evitar enfrentamientos con tu pareja eso no es deseo, sino obligación lo que puede activar un círculo vicioso que provocará distanciamiento afectivo y un aumento de los conflictos en la relación que inhibirán aún más, tu deseo sexual.
La disfunción sexual femenina, como en realidad se denomina esta condición, es un trastorno que se produce cuando hay un cambio significativo en el comportamiento sexual habitual de la mujer.
Disminuyen o incluso desaparecen los pensamientos y fantasías sexuales y se posponen o se evitan las relaciones con tu pareja. También ocurre que tengas dificultades para exitarte. En otros casos, es probable que tengas incapacidad para disfrutar del coito o llegar al orgasmo, lo que definitivamente afecta tu calidad de vida y tus relaciones personales.
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Los expertos no se han puesto de acuerdo sobre las causas, pero en líneas generales se señala que las intervenciones quirúrgicas, desajustes hormonales y ciertas enfermedades como la diabetes, cardiopatías, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson y la depresión, pueden inhibir tu deseo.
Otros factores que pueden incidir son cambios en los métodos anticonceptivos, cansancio, estrés, cambios de humor, obesidad, la relación con tu pareja, episodios sexuales traumáticos y consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas.
Sentimientos negativos sobre el sexo y la sexualidad, abuso sexual previo, traumas vaginales (como el parto), un primer coito doloroso, problemas en la relación, miedo a quedarte embarazada o creencias religiosas estrictas, son otras razones que pueden influir en tu apatía hacia el sexo.
No existen formas concretas de prevenir la disfunción sexual femenina pero, en algunas mujeres, perder peso, dejar de fumar o dormir suficiente puede ayudar a aumentar tu bienestar y tu interés por las relaciones sexuales. También es posible que el aumento de la autoestima y la aceptación del cuerpo tal y como es puedan ser de ayuda para evitar posibles problemas en el ámbito sexual.
Otros expertos hablan de la importancia de identificar la causa del problema, única vía de para solucionarlo. Por ejemplo, si se trata de una relación de pareja que se ha vuelto conflictiva será esencial trabajar el reencuentro en la pareja, para aumentar el deseo.
También es importante redirigir la atención hacia lo sexual con estímulos internos (pensamientos eróticos, percepción de sensaciones de excitación…) como con estímulos externos (caricias que estimulen tus sentidos, lectura de un texto erótico…). En este aspecto, pueden ser de gran efectividad diversos recursos pensados para estimular el deseo sexual.