Cómo el cambio climático impacta las alergias y el asma
Richard Weber, presidente del Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología (American College of Allergy, Asthma & Immunology), señala que el aumento de la temperatura, unido al dióxido de carbono, agudiza los cuadros de alergia.
En efecto, expertos de todo el mundo han advertido la presencia de un polen cada vez más agresivo y suponen que el cambio climático propicia más alergias y más episodios de asma.
La directora del centro Helmholtz, de la Universidad Tecnológica de Múnich, Claudia Traidl-Hoffmann, refirió que sus pacientes aseguran que los síntomas son cada año peores y los niños y mayores de 70 años son los más afectados.
Lo peor es que la rinitis, la tos y el asma no afectan solamente a personas asmáticas y alergias, sino a quienes nunca antes había tenido problemas de este tipo. Los expertos consideran que no sólo influye la vida sedentaria, esa que te hace permanecer más tiempo sentado delante de la televisión en lugar de caminar, sino que también hay una relación directa con las condiciones del medio ambiente, en las que se resienten más las repercusiones del cambio climático.
¿Qué significa eso? Al alterarse la temperatura y las emisiones de Co2, las plantas toman una decisión diferente a la esperada, crecen de manera más vigorosa y producen más polen lo que es terrible para los alérgicos porque provoca mayor malestar en quienes siempre han sufrido de alergia al polen, pero también incrementa los síntomas en personas que antes eran inmunes a ello.
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Adicionalmente, el viento moviliza polvillo y esporas de hongos, además del polen, mientras que la lluvia posterior asienta esos elementos. Por eso, en primavera, los alérgicos a pólenes empeoran los días soleados y ventosos y mejoran cuando llueve.
Los médicos dicen, además, que no sólo los factores climáticos desencadenan alergias. Los aparatos de aire acondicionado también tienen incidencia, ya que al reducir la temperatura y humedad del ambiente provocan la sequedad de las mucosas. El problema se acrecienta en los niños alérgicos con rinitis y respiración bucal. En ellos, al respirar por la boca el aire seco y frío, aumenta el riesgo de contraer una faringitis o sufrir un bronco espasmo. Por otro lado, lograr reducir la humedad en las casas puede disminuir el crecimiento de ácaros y hongos.
El problema, alertan, es que las alergias también generan crisis asmáticas y si no son controladas, pueden convertirse en un problema grave.
¿Qué hacer?
Los médicos alergólogos e inmunólogos frente a este panorama adverso recomiendan:
- Tomar medicamentos para la alergia antes de que se produzca la crisis y tu sistema inmunitario entre en una alta actividad. Una vez que esto sucede, los antialérgicos son menos efectivos y tardan más en aliviar los síntomas.
- Haz las actividades al aire libre, que tengas programadas con antelación, temprano en la mañana porque se ha demostrado que los conteos de polen son más altos alrededor del mediodía.
- Mantén las ventanas de tu casa cerradas, incluso de noche. Aunque los niveles de polen alcanzan su punto máximo al mediodía, en el aire sigue habiendo el suficiente polen flotando como para provocar problemas durante la noche.