Árnica, la hierba maravillosa
Árnica es una planta de consistencia herbácea cuyo nombre científico es Árnica montana, es muy vistosa por poseer una flor amarilla parecida a una margarita y crecer en forma silvestre en muchos lugares, dándole vida y color a los paisajes en los cuales abunda. Pero árnica va más allá de su belleza ya que es una planta medicinal utilizada desde la Edad Media para tratar golpes, contusiones y dolores de las articulaciones.
La planta de árnica tiene una serie de componentes activos conocidos como lactones de sesquiterpeno que son antiinflamatorios y reducen el dolor, contiene además timol, flavonoides, inulina, carotenoides, arnicina y pulina. Todos estos componentes le dan a esta planta un gran potencial en la sanación de variadas enfermedades. Es estimulante de la circulación, se aplica para tratamientos de artritis, úlceras, quemaduras, acné, es antiinflamatorio y antibacterial lo que favorece una rápida recuperación de las heridas. También es útil para aplicar en labios agrietados y nariz irritada.
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Se deben tener precauciones con el uso del árnica ya que aplicaciones repetidas pueden causar malestar en la piel, como erupciones, enrojecimiento, y hasta inflamaciones. Aunque se utiliza en la preparación de tratamientos homeopáticos en forma muy diluida, no se recomienda su uso por ingestión ya que puede causar irritaciones estomacales y otros problemas colaterales en el tracto digestivo, vómitos, debilidad, disturbios nerviosos e incremento de las pulsaciones. Se debe evitar totalmente su uso en personas sensibles a esta planta.