Top 3 de santos que no son santos (aún)
Decenas de personas han dedicado sus vidas, en cuerpo y alma, a servir al prójimo, y por ende, a Dios. Gracias a su fe y a su servicio, la mayoría ha sido colmada por dones sobrenaturales como el de la bilocación, la profecía, el poder de sanación, privación de sueño, visiones, revelaciones, levitación.
Por sus vidas ejemplares y por muchas de las manifestaciones místicas que han experimentado durante sus estancia en este mundo, son reconocidos como santos por la sociedad desde el mismo instante en el que mueren.
Aunque la Iglesia no los ha elevado oficialmente a los altares, en migelatina.com hacemos un homenaje a estos Siervos de Dios que ya son santos en el corazón de muchos fieles.
Sor María de San Antonino
Tras su muerte, ocurrida en mayo de 1741, su cuerpo incorrupto sangraba tras el corte. En vida, acudían en busca de consejo y consuelo, y para pedir por un milagro para curar su salud. La religiosa nacida al norte de Tenerife, estaba dotada también del don de la lectura de almas. Sus reliquias acabaron quemandose en 1925, durante el incendio de la Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Es uno de los cuatro místicos tinerfeños, junto a Sor María Justa, Fray Juan de Jesús y Sor María de Jesús.
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Padre Rejas
En el relato de su vida, escrito para abrir la causa de su beatificación en 1919, están documentados cientos de testimonios sobre acontecimientos sobrenaturales como curaciones, conversiones milagrosas, profecías, visiones y revelaciones que manifestó el padre agustino Diego José de Rejas.
Uno de los testimonios más sorprendentes que se recoge en el texto, es la celebración de una misa junto a Diego “el tuerto”, en medio del campo. De acuerdo con el relato, el sacerdote quiso celebrar la eucaristía en una ermita, y en ella, encontró todo lo necesario pese a estar deshabitada. Dentro, dijo su misa y ambos continuaron su camino; pero para asombro del acompañante, en el camino de vuelta no encontró ni rastro de la existencia de la ermita.
Debido al gran número de milagros que se le atribuyen al padre Rejas, se inició un proceso de beatificación ante el Obispo Administrador Apostólico de Jaén, fray Plácido Ángel Rey Lemos que a día de hoy continúa su trámite.
Mateo Talbot
Mateo (Matt) Talbot nació en la pobreza y comenzó a trabajar de obrero en Dublín, Irlanda, siendo todavía un niño. A los 12 años cayó en el vicio del alcohol. Cuando despertaba de su borrachera sentía una profunda vergüenza ante Dios. Cada vez que llegaba el día del cobro, al verse con dinero, no tenía la fuerza de voluntad y sucumbía ante la tentación. Vendió todo lo que tenía para suplir a su vicio.
Después de 16 años de vicio, se liberó completamente pero las tentaciones no le dejaron. Un sacerdote le ayudó, dándole un programa de rehabilitación que incorporaba los 12 pasos. Los mismos que 50 años más tarde se harían famosos gracias a la organización "Alcohólicos Anónimos".
Durante cuarenta años Matt sólo fue uno más entre los obreros, haciendo su trabajo con responsabilidad y perseverancia. "Es consistencia lo que Dios busca", decía Matt. Fue reconocido como "Venerable" en 1973 y está en proceso de canonización.