Reflujo ácido, terapia posicional y almohadas

Cuando uno come, el contenido en el estómago normalmente continúa a los intestinos con la ayuda de las contracciones de los músculos estomacales. Sin embargo, en los que sufren de reflujo ácido, el contenido del estómago algunas veces se devuelve hacia el esófago, y como estas sustancias son ácidas, a la persona se le puede inflamar la garganta en asociación con dolores abdominales.

Por supuesto, el cuerpo humano tiene sus propios mecanismos para disminuir los efectos dañinos del reflujo. Es el caso de las glándulas salivares de la boca que producen saliva la cual contiene bicarbonato, y al tragar esa saliva pasa a lo largo del esófago y es capaz de neutralizar la acidez remanente después de una regurgitación. Además, la mayoría de los casos de reflujo ocurren durante el día, cuando las personas están la mayor parte del tiempo erguidas y con la ayuda de la gravedad, el reflujo de minimiza porque el contenido estomacal se mantiene abajo.

Esas formas naturales de minimizar el reflujo funcionan mientras la persona está despierta y levantada, ya que con frecuencia traga saliva y se mantiene erguido. Durante la noche, mientras la persona duerme, la gravedad no ayuda mucho y prácticamente no se traga saliva. Por eso, en la noche el reflujo ácido es más severo, causando molestias al esófago, porque los ácidos permanecen allí por largo tiempo.

El reflujo ácido ocurre con frecuencia en personas obesas y mujeres embarazadas, porque hay poca presión sobre el bajo esfínter del esófago, que es el que previene que ocurra el reflujo hacia el esófago y se facilita el movimiento desde el estómago hacia arriba.

Hay maneras de ayudar al cuerpo a minimizar el reflujo. Una es la terapia posicional que consiste en elevar la cabeza y el torso cuando se está en posición de dormir. Hay almohadas en el mercado diseñadas para esta terapia, las cuales pueden levantar el torso entre 6 y 8 pulgadas, lo que provee la máxima efectividad para evitar el reflujo.