La majestad presidencial en la Venezuela por venir
La mayoría de los ciudadanos de cualquier país deberían sentirse orgullosos de su presidente. Entre la persona que ostenta el máximo cargo ejecutivo del gobierno de una república y su población se debe establecer un respeto mutuo. El gobernante debe prestar atención para que los habitantes dispongan de buenas condiciones de vida. Su equipo de gobierno se encarga de gerenciar de manera eficiente los servicios básicos como salud, educación, alimentación y seguridad. A su vez, el presidente recibe muestras de apoyo, conformidades e inconformidades según la evaluación que cada quien hace de las actividades y decisiones del ejecutivo.
La presencia del presidente de la república debe ser siempre con un atuendo apropiado según cada circunstancia, aunque sea de la mayor modestia, o elegante y especial pero sin ostentación, carente de vanidad. Además, cuando un presidente se dirige a su pueblo, debe hacerlo con un lenguaje limpio, con un verbo adecuado, libre de ofensas. Todos estos detalles van a constituir la majestad presidencial en relación a los ciudadanos.
En la Venezuela por venir, en la Venezuela del futuro, hay que rescatar la majestad presidencial, la cual ha sido vulnerada durante las casi dos décadas que ha durado el gobierno socialista del siglo XXI en el país. Los dos presidentes que han estado al frente, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, no han cumplido en sus responsabilidades fundamentales con el pueblo. Además, han abusado con una presencia cuestionable y la descalificación de la mayoría de la población con calificativos groseros, de mal gusto, ofensivos, mostrando en unos casos su mala educación y en otros su limitado vocabulario. Por supuesto, esto es desagradable para los ciudadanos de buenos modales y un mal ejemplo para la generación que está en desarrollo.
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Es imprescindible recuperar la seriedad y la grandeza de la majestad presidencial. Los presidentes de la Venezuela por venir, tienen que ser responsables según las directrices que les traza la constitución. Además de promover el desarrollo económico y social del país, deben ser respetuosos hacia la población. Esto se logra con una adecuada vestimenta en todas sus presentaciones públicas y con el uso de un verbo decente y educativo en lugar de un lenguaje soez.
Los presidentes de la Venezuela por venir deben ser ejemplo de comportamiento ciudadano, el paradigma a seguir por los venezolanos. Deben ser la admiración de los ciudadanos del mundo, para borrar la pobre y vulgar imagen que se ha mostrado durante estos veinte años más recientes.