La historia del vidrio
La palabra vidrio proviene del latín vitreum, es un material inorgánico, amorfo por no poseer estructura cristalina definida, de alta dureza pero a la vez muy frágil. Es transparente y aunque hay vidrios naturales, también puede ser producido por el hombre. Este vidrio artificial se emplea en la elaboración de ventanas, puertas, lentes, botellas y otros envases, y una gran variedad de productos más. El vidrio se produce por la fusión de sílice (SiO2), carbonato de sodio (Na2CO3) y carbonato de calcio o caliza (CaCO3), a unos 1.500°C.
El vidrio es utilizado desde la antigüedad ya que los hombres primitivos empleaban la obsidiana, que es un vidrio natural a base de silicatos, producido por enfriamiento violento de lava volcánica (roca ígnea), y con esto fabricaban armas y objetos cortantes, puntas de flechas y otros. Se considera que el vidrio se comenzó a fabricar en forma de esmaltes nitrificados o fayenza, ya que hay cuentas de collares y restos de cerámica de fayenza en tumbas del período predinástico de Egipto en los años 3500-3200 a.C. Sin embargo, Plinio El Viejo (siglo I) relata que unos mercaderes se dirigían a Egipto a comercializar natrón, que es carbonato de sodio, hicieron campamento a orillas del Río Belus, en Fenicia y no consiguiendo piedras para colocar las ollas y preparar la cena, las colocaron sobre bloques de natrón. Comieron y se fueron a dormir dejando el fuego encendido como es costumbre en estos casos. Al despertar se dieron cuenta que el carbonato de sodio se había fundido con la arena produciendo un material muy duro y brillante.
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Durante el Imperio Romano la manufactura del vidrio se extendió desde Roma hasta Alemania. En la edad Media, siglos VIII y XIV, tuvo su auge en el oriente Próximo. La técnica de esmaltado al fuego y la del dorado, ampliaron las posibilidades de ornato de este material, en la que destacaron artesanos de Alepo y Damasco. En Europa la principal producción con materiales de vidrio fueron los mosaicos, agregándoles óxidos metálicos para colorearlos. Hay referencias de que en Venecia se fabricaba vidrio desde el siglo X, pero el cristal veneciano más antiguo data del siglo XV. Con centro en la Isla Murano, los venecianos dominaron el mercado de Europa hasta el año 1700. Muchos fabricantes europeos intentaron copiar las técnicas y decoraciones de los venecianos, y aunque por ley los vidrieros de Venecia no podían abandonar la región ni divulgar los secretos de su arte, muchos lograron instalarse en diversos países de Europa, y cada país desarrolló sus propias imitaciones o nuevas creaciones. En el siglo XVII, disminuye la influencia italiana con el surgimiento de nuevas técnicas para la fabricación de vidrios en Alemania e Inglaterra.
Existen diversos tipos de vidrio, el sódico-cálcico que es el más corriente, más barato y fácil de fundir. El de plomo, en el cual el calcio se sustituye por plomo, el de sílice que es de gran dureza y difícil de trabajar. El vidrio de boro-silicato, cuyos principales componentes son el sílice y el boro y resulta en un vidrio muy resistente a los cambios bruscos de temperatura y al calor. Da origen a lo que se conoce como vidrio pyrex, muy utilizado en utensilios para laboratorio y para hornear y cocinar en los hogares. El vidrio es un material reciclable sin límites para la cantidad de veces que puede ser reciclado.