Tres charlas para abrir el diálogo con el mundo

Que el mundo está más conectado que nunca y que la globalización ha puesto varios universos en contacto no toma ya a nadie por sorpresa. Lo que quizás sí sea menos evidente es el hecho de que estos intercambios hayan tenido lugar mucho antes de la explosión tecnológica que conocemos hoy. Los encuentros con los que llamamos "otros" son el principio de muchas de nuestras historias; y el modo como dibujamos a estos "otros" en nuestras cabezas dice mucho de cómo nos vemos a nosotros mismos.

Bastará darse un paseo por los canales de noticias y una mirada crítica a los libros que nos dieron en la escuela para darnos cuenta de que esos dibujos no hablan muy bien de estos "otros", y que dan una visión de "nosotros" que duele de lo frágil que se ve. Todo esto crea una gran constelación de preguntas que con el acelere de estos tiempos nos vemos obligados a contestar, y contestar bastante rápido. Sin embargo, la pertenencia a lo local y a lo global, la idea de sí mismo y del mundo no son elementos estáticos, ni hay recetas para su composición. Son ideas que nos inventamos, que cambian con el tiempo y que se sacuden al descubrir otros mundos. Ir en diálogo con el mundo no es cosa fácil pero no estamos solos en ello, afortunadamente. La idea de lo propio y de lo ajeno se expande y comparte, el diálogo con el mundo se arma trozos pequeños pero bien puestos.

Algunos de esos trozos pueden sacarse de las ideas de tres pensadores venidos de distintos puntos del planeta, pero que coincidieron en uno de los puntos mejor globalizados del internet: las charlas TED. En ellas, estas tres personas cuentan lo que para ellas significa dialogar con el mundo y consigo mismo.

Así, la escritora turca Elif Shafak habla de la política de la ficción y la idea abrirle la puerta al mundo sin temer a perder el centro:

Desde la India Devdutt Pattanaik, especialista en mitologías, desmitifica las diferencias que buscan, sin conseguirlo, hacer irreconciliables las percepciones de Oriente y Ocidente:

Y finalmente, la escritora Nigeriana, Chimamanda Ngozi Adichie advierte los peligros de quedarse con una sola historia de quien sea, o de donde sea: